para barrer las flores caidas que yacen en el suelo del cielo
y cuando, junto a aquel banco de nubes, el viento empieza a levantarse
levanta el polvo perlado; vuela una y otra vez.
Oh, barrer el suelo del cielo es como cualquier tarea terrenal,
recuerda tu descuido al matar al dragón amarillo,
no te demores demasiado en la bodega del viejo Dong y olvida tus tareas.
Sueño en el pabellón rojo 29
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