Yo te prometo, oh Dios, junto al cadáver de mi única hija,
levantar una iglesia para expiar un pecado.
Aquí la construiré, de piedra y argamasa,
con mis propias manos.
El manantial de la doncella. Ingmar Bergman, 1960.
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Aquello que algun día fue y que tan solo pervive en un viejo papel, se perderá en el tiempo y a nadie importará más que a los que lo vieron.... -
Il est un air pour qui je donnerais Tout Rossini, tout Mozart et tout Weber, Un air très vieux, languissant et funèbre, Qui pour moi seul a ...
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